Una malagueña de Erasmus – Parte I
Irse de Erasmus, conocer gente nueva, viajar y estar durante diez meses fuera de casa y lejos de tu familia y amigos. ¿A quién no le asusta? Pero también, ¿y si se convierte en la mejor experiencia de tu vida?
Hace dos años tomé una de las decisiones más importantes de mi vida. Decidí pasar casi 10 meses en un país extranjero, sin conocer a nadie, sin saber cómo iba a encajar o sin dominar perfectamente otro idioma. Evidentemente a mis padres en un principio no les gustó la idea de perderme de vista durante tanto tiempo, sin embargo, respetaron mi decisión y aunque fue duro para ellos, estoy segura de que se alegran más que nadie de que me aventurase en esta experiencia.
Lo primero de todo y la parte más fea fue el papeleo universitario. Si estás pensando en irte de Erasmus o tu hijo/a sobrino/a lo va a hacer próximamente, seguro que lo entenderá. Pero os adelanto que merecerá la pena.
Preparas las maletas, unas maletas llenas de ilusión, de ganas de vivir cosas nuevas, de guantes, bufandas, abrigos gruesos (ya que en Málaga no sabemos qué es eso), de aprender otro idioma, de hacer unos amigos que posteriormente se convertirán en tu segunda familia y por supuesto, sabiendo que una parte muy importante de tu vida la dejas aquí.
Y cuando menos te lo esperas, llega el día. En mi caso fue el 8 de septiembre de 2017. Vuelo dirección Bruselas, con maleta grande de 25kg, maleta pequeña de 15kg y una mochila a cuestas (menos mal que no la pesaban), de 10kg. Todo me parecía poco para llevarme. Y allí estaba yo, a las 4am con el vuelo a las 6:30am. ¿Nerviosa? Mucho. ¿Con ganas? Muchas más.
Afortunadamente desde Málaga, me acompañaron tres compañeros de clase y juntos y tras mucho preguntar, conseguimos descubrir cuál era nuestro tren dirección Hasselt, la ciudad que me acogió durante casi todo un año.
Llegamos con muchos nervios a aquella residencia de estudiantes que habíamos visto solo en fotos a través de su página web. La acogida fue maravillosa, principalmente porque todos los que estábamos allí, íbamos con el mismo objetivo, el de disfrutar y exprimir esa etapa al máximo.
Ya la primera noche, parecía que nos conocíamos desde hacía días. Sientes que conectas con las personas y al cabo de una semana sientes que esa residencia ya es tu casa. Te encuentras con personas de diferentes puntos de España y lo que es mejor, de diferentes puntos de Europa. Aunque en Bélgica el inglés no es el idioma oficial, he de decir que prácticamente todo el mundo lo hablaba a la perfección.
La llegada a la Universidad, también vino con un recibimiento exclusivo para los Erasmus. Refrescos, cervezas, dulces, galletas… Y un discurso orientativo sobre las clases y sobre la ciudad además de una comida gratis en la cafetería de la universidad, que por cierto, estaba todo buenísimo.
Otra de las cosas más importantes al irte de Erasmus es contactar con la ESN (Erasmus Student Network), una gran red europea de asociaciones de estudiantes fundada en 1990 con el apoyo de la Comisión Europea cuya finalidad es la de ayudar a los estudiantes universitarios que se encuentran de intercambio en distintas ciudades extranjeras. Normalmente, ellos harán por contactar contigo acudiendo a las universidades, pero si no es así, busca tú mismo la sede de tu ciudad. Organizan excursiones, tendrás descuentos con la ESNCard y programarán actividades. Tanto es así que la primera semana ya la teníamos llena de eventos como una barbacoa de bienvenida, una fiesta mexicana, un karaoke o un picnic en un parque.
Lo siguiente que más ilusión nos hizo fue alquilar nuestra bici, la que se convertiría en nuestra mejor amiga para movernos por la ciudad. Los paseos en bici parecían de película, mucha vegetación, todo con carriles bici, muchas rutas para disfrutar de los atardeceres. Pero para lo que no podía faltar sin ninguna duda era para ir a la Universidad y para hacer la compra, ya que los manillares se convirtieron en los nuevos maleteros de los coches. Aquí os dejo una foto de mi primer día con mi bici alquilada.
También comenzamos a movernos por los sitios más típicos de la ciudad. Los pubs, restaurantes, tiendas, cafeterías… Y lo que más nos llamó la atención fue que lo más típico del país eran los puestos de patatas fritas. Había uno en cada rincón de la ciudad, pero también en cada rincón del país. Porque los puestos de wafles (exquisitos gofres) y las cervecerías nos las esperábamos, pero las patatas fritas nos pillaron por sorpresa y estaban riquísimas para matar el gusanillo en cualquier momento.
Cuando solo llevábamos una semana, ya comenzamos a organizar los viajes y las escapadas más cercanas. Nos montamos en nuestro primer autobús dirección Maastricht, una ciudad perteneciente a Países Bajos pero que estaba tan cerca que fuimos en un autobús de línea. No podíamos parar de hacernos fotos, apreciábamos cada rincón, cada detalle, los puentes, las casas, las plazas, los mercados… ¡Era maravilloso!
Tras esta escapada, volvimos a hacer lo mismo con Genk. Otra ciudad belga a la que acudimos en autobús y pasamos allí un precioso día ya que el tiempo acompañaba y esos días no se podían desaprovechar.
Lo siguiente que visitamos, fue Gante. Esta ciudad se encuentra en el top 3 de las ciudades más bonitas y visitadas de Bélgica. En esta ocasión lo hicimos en tren. Existen bonos para menores de 26 años en los cuales puedes ir a cualquier parte del país por solo 5,20€ sin importar las horas ni los trasbordos. Para los más adultos, también existían bonos y costaba cada viaje en torno a los 7€. Pero volvamos a Gante, las catedrales eran impresionantes, las vistas eran maravillosas, las callecillas, la música en directo en aquel césped bajo una de las catedrales, los típicos wafles en los ratitos de descanso después de patearnos la ciudad. Más adelante volví a visitarla en varias ocasiones y nunca me cansaba de hacerlo.
Después de Gante, tocó una excursión a Lovaina. Esta pequeña ciudad es muy famosa entre los estudiantes Erasmus ya que dispone de varias residencias y varios pubs para salir con mucho ambiente. También es muy conocida por su impresionante ayuntamiento.
Menos de un mes después, llegó nuestro primer viaje “en familia”. Con la nueva familia que estábamos formando. Donde cada día contaba como semana, y donde parecía que llevábamos media vida juntos.
Encontramos un vuelo a Hamburgo por 3€ ida y 3€ vuelta. Esto es increíble, pero cierto. Y… ¡Allá que nos fuimos!
Nunca había estado en Alemania, y todo nos parecía precioso. De nuevo, hacíamos fotos a todo, probábamos la gastronomía de la ciudad, visitábamos tiendas, pubs,… Sin duda ya notábamos lo que nos estabámos enriqueciendo tanto culturalmente como personalmente.
El hecho de irte con amigos a otros países, aprender a desenvolverte solo en países extranjeros, buscar rutas o conocer la importancia de hacer free tours (tours gratuitos en lo que se paga algo al final de forma voluntaria y que te enseñan la ciudad en tu idioma). Esto último, es muy recomendable para cualquier viaje ya que te contarán la historia de la ciudad y además de enseñarte lo principal, te aconsejarán muchos lugares con los que no contabas y que merecerán la pena visitar.
Otra de las cosas más importantes que se aprende en esta experiencia es a administrar el dinero y las becas para poder hacerlo todo. Teníamos que compaginar las excursiones con bocadillos de fines de semana por Bélgica, los viajes que íbamos comprando con tiempo de antelación a otros países, las escapadas a la bolera de la ciudad, el lago, las cervecitas, las compras de comida en las cuales mirábamos hasta el último céntimo o la lavandería, porque sí, allí es muy común acudir a la lavandería todas las semanas. Nosotros para esto último utilizábamos las maletas y las llenábamos con toda la ropa sucia. Al principio lo hacíamos con bolsas hasta que con la experiencia nos dimos cuenta de que era la forma más cómoda ya que estaba a unos 15 minutos andando y con la bici no podíamos llevar toda la ropa.
Más adelante, seguimos visitando ciudades belgas como Brujas, Bruselas, Amberes, Namur, Dinant de las cuales hablaré en las siguientes partes de este artículo además de capitales de países y curiosidades de sitios como Sofía, Bucarest, Budapest, Ámsterdam, París, Berlín, Praga, Viena, Bratislava… entre otros.
Autora del artículo: Elena Pérez
Buenos días,
Quien tuviera esa edad para hacerlo y vivir esa experiencia tan enriquecedora.
Buenos días,
Mi hija ya me lo está dejando caer para el año que viene y tengo un disgusto encima, ainsss
Buenos días,
Yo no me pude ir por circunstancias familiares y cuando mis compis vinieron y me contaron lo vivido, se me pusieron los dientes muuuuy largos!!
Buenos días,
Que pena que cuando yo estudié no hubiera una opción así, porque supongo que tiene que ser una experiencia única y muy positiva.
Buenos días,
Yo lo veo perfecto, porque así afrontan el mundo desde otra perspectiva y eso les ayuda a madurar como persona.
Buenos días,
Juventud divino tesoro, anda que no me hubiera ido yo…..
Buenos días,
Pues tomaste la mejor decisión posible, porque seguro que lo que aprendiste no tiene precio.
Buenas tardes,
Tiene que ser una experiencia inolvidable, otro país, otras costumbres, gente nueva,etc….que pena que eso es mi época de estudiante no estuviera…jejejej
Buenas tardes,
Por lo que he leído, he podido comprobar que esta chica a parte de pasarlo bien cogió una gran experiencia que seguro ahora le estará sirviendo.