Descifrar el etiquetado nutricional de los alimentos que diariamente podemos encontrar en tiendas, mercados o grandes superficies puede resultar algo complicado. Hasta 13 apartados son los que pueden contener estas etiquetas entre los que podemos encontrar nombre de producto, ingredientes, cantidad neta, graduación alcohólica (si la hubiese), fecha de caducidad, fecha de consumo preferente, país de origen, conservación y utilización, declaración de nutrientes, alérgenos, conservantes, tamaño de la porción e identificación de la empresa productora.
Fecha de caducidad, país de origen, conservantes o declaración de alérgenos son algunos de los contenidos que el consumidor debe localizar fácilmente en las etiquetas de los alimentos.
Dentro de este listado pueden existir puntos cuya interpretación genere confusión o desconocimiento en el consumidor. También hay elementos que deben quedar perfectamente reflejado como es el caso del nombre del producto que debe indicar siempre lo que es y lo que ofrece, además de la denominación legal del alimento. En el caso del origen y procedencia de los alimentos, debemos saber que cuando se mencione el país o lugar y no sea el mismo que el de su ingrediente primario, el productor o fabricante debe indicar el origen de este último o, por lo menos, dejar claro que es diferente.
Todas estas cuestiones fueron analizadas recientemente en un taller celebrado en el salón de actos del Hospital Vithas Parque San Antonio por la nutricionista María Onieva Moreno, perteneciente a la Unidad de Salud Estética Corporal del hospital.
Debemos saber diferenciar entre productos sin azúcar, bajos en azúcares o sin azúcares añadidos.
La confusión con el origen “suele ocurrir con frecuencia en alimentos como las legumbres, donde en el empaquetado puede aparecer, por ejemplo, “lenteja castellana”. Pero si nos fijamos detenidamente en el etiquetado, nos daremos cuenta que el origen es otro país como México o Estados Unidos. Que esté empaquetada en Valladolid no quiere decir que la lenteja haya sido cultivada allí”, afirma María Onieva.
Alimentos ‘sin azúcar’ y fechas de caducidad, dos aspectos a vigilar cuidadosamente
Hay dos informaciones especialmente confusas como son las relativas a las cantidades de azúcar y las fechas de caducidad de los alimentos.
En el mercado existen una gran cantidad de productos ‘light’ o ‘sin azúcar’ pero tales afirmaciones son, en la mayoría de los casos, erróneas y engañosas. “Debemos tener muy claro que para que un producto o alimento pueda ser considerado como ‘sin azúcar’ no debe contener más de 0,5 gramos de esta sustancia por cada 100 gramos/mililitros. Si es considerado como ‘bajo contenido en azúcares’ no podrá superar los 5 gramos por cada 100 en alimentos sólidos, o los 2,5 por cada 100 ml en líquidos. Y si leemos la frase ‘sin azúcares añadidos’ debemos saber que únicamente contiene los azúcares presentes en el alimento de manera natural los cuales, por cierto, en algunos casos no son pocos”, aclara la especialista.
El Hospital Vithas Parque San Antonio acogió un taller ofrecido por la nutricionista María Onieva que desgranó las claves a tener en cuenta para evitar confusiones.
En el caso de la fecha de caducidad y la fecha de consumo preferente suele ocurrir algo parecido. La primera de ellas establece el día límite a partir del cual el alimento no es adecuado para el consumo desde un punto de vista sanitario.
Por el contrario, la fecha de consumo preferente establece el tiempo en el que un producto mantiene intactas sus propiedades, pudiendo ser consumido sin peligro alguno. “En muchos supermercados podemos encontrar mostradores con productos que tienen una notable rebaja en su precio debido a que sus fechas de caducidad o consumo preferente suelen estar cercanas. Son una magnífica alternativa para nuestro bolsillo, pero también para luchar contra el despilfarro de alimentos”, concluye María Onieva.
Esta información es de vital importancia.
Yo reconozco que soy un maniático de leer las etiquetas de los envases y de los productos
A mi me ocurre igual, me gusta saber que componentes y demás información tiene el producto en cuestión, mi marido el pobrecito cada vez que vamos a super tiene una paciencia digan de un santo….jeje
Yo soy alérgico a la lactosa y lo miro también todo con lupa, por no irme al otro barrio pronto…jjajaja!!.
Ahora en serio, es que es fundamental.
Te entiendo Claudio porque yo soy alérgica al glutén y lo pregunto todo y más cada vez que voy a un sitio, porque no quiero ningún susto