«Volver a Málaga ha sido volver a otro sitio»
Se ha colado en tu casa para narrarte ‘Gol a Gol’ cada partido de fútbol. Antonio Rengel
nació y creció en Alhaurín el Grande, pero su pasión por el Periodismo le llevó a estudiar
la carrera a Madrid, donde trabajaba para poder pagársela. Fue alumno aventajado
en el gabinete de estudios de la cadena Ser. Canal Sur le fichó y lo devolvió a su tierra.
Recién estrenados los noventa, pasó dos años por aquí, otro en Jaén y en 1993 se
trasladó a Sevilla. Desde allí, desde la radio o desde la televisión, ha viajado a cada
encuentro para contagiar su pasión por el deporte y por el periodismo transgresor. Ha
ampliado su formación, con estudios en protocolo y en organización de eventos deportivos.
En 2014, volvió a Málaga. Hoy compartimos café con él.
–Esta entrevista gira en torno a un café y no sé si te gusta tomar café…
Es herencia de mi padre. Después de comer, me dejaba un poquito de café. Es la única adicción que tengo. He hecho el pino para tomar café [bromea].
–¿Nube, sombra, mitad…?
-Descafeinado solo, de máquina. Siempre.
–¿Cómo te tomas la vida, con azúcar?
Por supuesto. Es corta. Antes corría mucho, ahora intento estar en menos cosas y disfrutar más. Cambias cuando pasan los
años u ocurre algo gordo en tu vida. Yo volví a Málaga cuando murió de cáncer un hermano mío pequeño. Fue un impacto.
-Vaya. Lo siento… ¿Eres de los que piensa que con un café se arregla el mundo?
Con un café, no. Con muchos. Eduardo Galeano decía que muchas pequeñas personas haciendo pequeñas cosas en sitiospequeños pueden cambiar el mundo. Un
80% de los problemas se pueden arreglar. El resto, no. Hay posturas radicalizadas.
–¿Crees que la sociedad actual fomenta esta capacidad de conversar?
No. Estamos forzando la máquina de desencuentros. Hay ejemplos rutinarios: política, fútbol… los compañeros me cuentan que llegan acojonados al estadio. Y hablamos
de la Eurocopa, en Francia. Estamos más en la bomba que en el balón.
–Y la práctica del periodismo, ¿cómo la ves?
Recorremos un camino que llega, en ocasiones, al circo. Soy partidario de nuevas formas alejadas de lo clásico; pero hay límites que no puedes pasar: la falta de respeto
y la noticia sin contrastar.
–¿Tomas café contigo mismo?
Si. Me ensimismo en las cosas que creo que he podido hacer mal. Así logro mejorar.
–Si observamos ese poso de café para leer el futuro… ¿qué ves?, ¿cómo ves Málaga?
Para mi volver a Málaga ha sido volver a otro sitio. Cuando me fui, era una ciudad gris… he vuelto a otra ciudad: europeizada, abierta y cosmopolita.
–¿Alguna pega podríamos poner?… por aquello de mejorar.
Cualquier tema se convierte en debate eterno. Hablas mañana de peatonalizar Carretera de Cádiz y es un año de debate. Además, los malagueños nos queremos
muy poco. En Sevilla, me daba envidia. El sevillano pide algo porque lo quiere. Aquí se pide porque lo tiene Sevilla y eso es una catetada. Málaga ha superado en infraestructuras,
potencial económico e inversiones a Sevilla con creces. Pero no lo valoramos.
Texto: Princesa Sánchez / Fotos: María Díaz