¿Quién fue Francisco Giner de los Ríos?
Pedagogo, filósofo y ensayista español, malagueño nacido en Ronda, que fundó en 1876 la Institución Libre de Enseñanza, un proyecto científico y humanista que renovó la forma de entender la educación en España.
“Era don Francisco Giner un hombre incapaz de callar la verdad; pero su espíritu fino, delicado, no podía adoptar la forma tosca y violenta de la franqueza catalana, derivaba necesariamente hacia la ironía (…). Carecía de vanidades, pero no de orgullo; convencido de ser, desdeñaba el aparentar. Era sencillo, austero hasta la santidad, amigo de las proporciones justas y de las medidas cabales. Era un místico, pero no contemplativo ni extático, sino laborioso y activo. Tenía el alma fundadora de Teresa de Ávila y de Iñigo de Loyola; pero él se adueñaba de los espíritus por la libertad y por el amor. Toda la España viva, joven y fecunda acabó por agruparse en torno al imán invisible de aquél alma tan fuerte y tan pura.”
Cualquier descripción de Francisco Giner de los Ríos que siga a esta es una mancha de tinta en comparación a las palabras que Antonio Machado le dedica a su maestro. Un hombre poco dado a retratos del que solo ha quedado un par de pinturas al óleo. Una de 1852 en la que el sevillano Manuel Ojeda Silés muestra a Giner de niño. Otra de Sorolla, hacia el 1908. Y unas cuantas fotografías desgastadas. Nada más. Para conocerlo realmente tendremos que asomarnos a la escritura de quienes lo conocieron.
Leopoldo Alas “Clarín”; Manuel Azaña; Juan Ramón Jiménez; María Moliner; Severo Ochoa; José Ortega y Gasset; Fernando de los Ríos; Miguel de Unamuno; y María Zambrano son solo algunos de los nombres que engrosan la lista de personas que pasaron por la Institución Libre de Enseñanza (ILE) de Francisco Giner de los Ríos.
La ILE se gestó un año antes de su nacimiento, con la puesta en marcha del “Decreto Orovio” promovido por el gobierno de Cánovas del Castillo, que suspendía la libertad de cátedra en España. Giner de los Ríos es expulsado en este momento de la Universidad, y detenido y encarcelado en Cádiz por negarse a este decreto, que pretendía ajustar la enseñanza a los dogmas oficiales en materia religiosa, política o moral de la época.
En 1876, una vez recobrada su libertad, el maestro se reunió con un grupo de catedráticos (entre los que se encontraban Gumersindo de Azcárate y Nicolás Salmerón) que también habían sido expulsados de la Universidad y fundó la Institución Libre de Enseñanza. Este proyecto pedagógico defendía la educación laica; la tolerancia religiosa; el culto a la razón, a la ciencia y al mundo del arte; la integridad moral y el liberalismo político. Además, Giner de los Ríos era partidario de la desaparición de la catequesis de la escuela, de la educación de las niñas “no solo como los niños, sino con los niños”, y del aprendizaje activo en lugar de la memorización de textos.
A partir de 1881 empezaron a llegar a la ILE profesores formados en ella, como Manuel Bartolomé Cossío, que sucedió a Giner al frente de la Institución. Con el tiempo, la ILE se convirtió en el centro de toda una época de la cultura española y en cauce para la introducción en España de las más avanzadas teorías pedagógicas y científicas extranjeras.
Un sueño que quedó extinto en 1939, casi un siglo después de su fundación, debido a la depuración del magisterio español llevada a cabo por régimen franquista. Francisco Giner de los Ríos no vivió para verlo. Había fallecido 24 años antes, dejando tras un legado inabarcable. Ejemplo de ello es su obra, compuesta por al menos 21 tomos agrupados en cuatro secciones: Filosofía, Sociología y Derecho; Educación y Enseñanza; Literatura, Arte y Naturaleza.
También en su recuerdo, su alumno y ahijado Manuel Bartolomé Cossío dirigió las Misiones Pedagógicas (1931 – 1937) concebidas por el maestro, con la intención de que la institución fuera “no sólo una corporación de estudiantes y sabios, sino una potencia ética de la vida”.
En su memoria y para honrar su legado, os dejamos este fragmento de la oda que Antonio Machado le dedicó a Giner de los Ríos:
Como se fue el maestro,
la luz de esta mañana
me dijo: van tres días
que mi hermano Francisco no trabaja.
¿Murió?… Sólo sabemos
que se nos fue por una senda clara,
diciéndonos: Hacedme
un duelo de labores y esperanzas.
Sed buenos y no más,
sed lo que he sido entre vosotros: alma.
Vivid, la vida sigue,
los muertos mueren y las sombras pasan;
lleva quien deja y vive el que ha vivido.
¡Yunques, sonad; enmudeced, campanas!
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Autora del artículo: Ana Eva Jiménez
Que gran personaje fue este hombre!!
Este hombre fue un visionario adelantado a su tiempo
Una muestra más del talento tan grande que hay en Málaga
Grande donde los haya
Utilizando una expresión actual, este hombre fue un «crack»