Siempre me he sentido malagueña y me encanta seguir en Andalucía haciendo música
Sus ojos verdes -el color del iris que ilumina su mirada y el nombre de la canción cuya interpretación la hizo saltar a la fama- cotizan al alza; pero, sin duda, valen más de ‘40 quilates’. Así ha llamado a su último trabajo discográfico, que edita cumplidos los 40 años de edad y los 20 de carrera. Todos son números redondos en la trayectoria de esta artista que creció en la barriada de Nueva Málaga. Ana María Alías Vega triunfa por Pasión allá donde canta con ese toque tan personal que le ha valido el sobrenombre de ‘la voz de seda’. En Ciudad con Alma, hemos tenido la suerte de conocer a la persona que late tras el personaje.
-25 años de carrera… ¿y cuál es tu meta?
-No sabemos dónde está la meta [bromea]. Yo creo que lo importante es saber que existe y cumplir sueños superando grandes o pequeños obstáculos para esa imaginaria meta… que es ser feliz.
-¿Tu lo eres?
-En la medida de lo posible, soy una mujer muy afortunada. Hago un trabajo maravilloso con el que puedo aportar muchas cosas, mejorar cosas de mí misma y de los demás. Es una profesión que me da momentos muy felices.
-Pero supongo que también tendrá sus sombras…
-La vida también tiene sus sombras. Yo creo que lo importante es saber valorar las metas que se consiguen, esos pequeños sueños que se cumplen. Y agradecerlo. Una vez le oí decir a Antonio Banderas que “hay que soñar fuerte” y me gustó esa expresión tan bonita.
-Banderas te llama “la voz de seda”. También es bonito.
-Lo es. Fíjate, calificar así algo tan intangible como la voz.
-Una voz de seda y malagueña, aunque naciste en Madrid.
-Sí. Desde los 3 añitos, me he criado en Málaga. Mis antecesores son malagueños. Mi abuela es de Almogía. Siempre me he sentido malagueña.
-Aunque vives a caballo entre Cádiz, Málaga y Madrid.
-Por motivos personales, me vine a vivir a Cádiz; pero voy muchísimo por Málaga. Apenas son dos horas y media. Y me encanta seguir en Andalucía haciendo música. Conlleva un esfuerzo, porque tienes que hacer más idas y venidas, madrugar más para llegar a conciertos o a promociones. Supone estar más días fuera. Pero también aprendes a concentrar el trabajo. Creo que es importante que el tiempo de la familia sea un tiempo libre que no estás grabando o cantando.
-Cantando has pasado, desde luego, por todos los grandes escenarios de España. Pero tengo entendido que tienes una ‘espinita’ con el Teatro Romano de Mérida.
-Es un entorno especial, diferente y me gusta el mundo de la cultura clásica. He estado en todos los lugares emblemáticos de nuestro país y, sí, me queda el Teatro Romano de Mérida. Además, mi madre era extremeña.
-Hablábamos antes de metas…
-Es una. Son pequeñas metas. Para mí, ya es un milagro que la gente me quiera, me acepte y compre entradas para verme. Nunca pensé que iba a grabar discos ni que iba a cantar en teatros importantes o a hacer duetos como los que he hecho.
-¿Nunca lo pensaste cuando ganaste aquel primer concurso de la Cadena Ser?
-¡Si! El Málaga Canta lo gané a la segunda. El primer año que me presenté quedé tercera. Fue un aliciente saber que la gente que me quería, me escuchaba a través de la radio y cantar era algo que me ponía nerviosa.
-¿Te costó subirte a un escenario por primera vez?
-Siempre me había gustado mucho cantar y toda la gente que me rodeaba me decía lo bien que cantaba; pero te subes a un escenario y es verdad que me costó soltarme. Me costó entender que yo era un instrumento para transmitir. Soy muy tímida. Así que entré en la Escuela de Arte Dramático de Málaga, donde aprendí muchísimo. Yo hacía clásicos de la copla y tenía mis conciertos, sobre todo en Andalucía. Hasta que me presenté en Madrid, con Juanito Valderrama y Dolores Abril, que me ayudaron muchísimo en los comienzos. Al mismo tiempo, estudiaba Magisterio.
-¿Has dado también clases de canto?
-Soy autodidacta. No he dado clases de canto. Pero soy bastante esponja. Cuando algo me gusta, soy constante, tenaz y eso ayuda mucho.
-La voz no se ve, como quizá otras tantas cosas… ¿crees en algo más allá de lo que vemos?
-Creo que lo más importante es lo que no terminamos de ver. Creo que somos algo o mucho más de lo que vemos. Soy una persona sensible. Y creo que es importante tener esa perspectiva de que hay otra dimensión que quizá no vemos o no entendemos y que quizá entendamos o no, algún día.
-Es física cuántica.
-Somos un todo; pero también estamos en el universo con muchísimos elementos con los que estamos conectados con la naturaleza. Es una parte que no debemos dejar de lado. Pasamos mucho tiempo haciendo gimnasia y poco meditando y conociéndonos. Hay veces que estoy en un restaurante y veo a todo el mundo con teléfono sin mirarse a los ojos y dejando de contar sus vivencias u opiniones. Es que es increíble lo de los móviles…
-Hablando de móviles, ¿llevas tus redes sociales, verdad?
-Soy muy tranquila. Es verdad que podría poner más cosas… pero también está una atareada ensañando, recogiendo a la niña del colegio o en un concierto o una prueba. Pero, bueno. Creo que estoy en equilibrio.
-Ese difícil equilibrio entre vida pública y privada.
-Mira, cuando lo llevas con naturalidad y acotas qué parcelas quieres exponer, la gente te ve como esa artista que está en el escenario y canta. La gente sabe quien soy. Me mira y se vuelve; pero me guarda respeto. Estoy en un punto de equilibrio positivo para mí. Soy conocida por lo que hago, que no famosa. No me gusta la palabra famosa. Llevo una vida normal, dentro de lo que es ir por la calle y que te paren. Me gusta estar con la gente y charlar.
-¿Sigues los concursos musicales de televisión, como Operación Triunfo?
-La verdad es que estoy un poco ajena. Me invitaron para hablar con los chicos y pude conocerlos; pero realmente veo desde fuera los entresijos de los programas y, fíjate, al final son un ‘reality show’. No es tanto el talento de los chicos que van a los diferentes formatos, sino qué les habrá pasado, qué obstáculos tienen… estoy segura de que algunos de esos chicos serán músicos importantes el día de mañana, todos es imposible. Pero con esfuerzo, trabajo y criterio -sobre todo, criterio- conseguirán sus metas.
-De ir a Eurovisión, entonces, ni hablamos.
-No me lo han propuesto. Lo que yo hago es bastante personal, yo hago el estilo que me gusta, no sé si encaja. Creo que no demasiado.
-Fíjate con Salvador Sobral, también tiene un estilo muy personal.
-Ganó porque era diferente y es un hombre especial. Es que lo es y logra transmitir.
-Y sobre transmitir… qué te transmite Málaga. ¿Cómo la encuentras?
-Más moderna, con más estilo, pero sigue siendo muy andaluza. La gente es entrañable, alegre y afectiva. Y tiene una programación cultural y musical que le echamos la pata por alto a muchas ciudades. Somos la avanzadilla. Vamos muy bien encaminados y la ciudad está preciosa. Me gusta mucho el centro, cualquier rincón: la calle Larios, la Plaza del Carbón. Además, creo que también los malagueños estamos valorando que somos una cultura ancestral, con muchas influencias que hacen de Málaga un lugar muy particular.
TEST CON ALMA
Un libro. La Biografía de Nina Simone. De David Brun-Lambert.
Si fueras invisible… ¿dónde irías primero? A un mercado. Para ir tranquila. [sonríe]
Una película. Con faldas y a lo loco, de Billy Wilder.
¿Qué superpoder te gustaría tener? La telepatía, para dar menos palos al aire a veces…
Una canción. Romance de Curro, El Palmo, de Joan Manuel Serrat.
Si existiera la reencarnación, ¿en qué o quién te gustaría reencarnarte? En águila
¿Un lugar? Ronda. La piedra me encanta. Esos lugares, su olor…
Si te pudieras cambiar por un personaje histórico, serías… Teresa de Calcuta. Me gustaría, aunque no tengo ese corazón tan bueno.
Te invitan a una reunión de poderes fácticos, ¿qué les dirías?. Yo no estaría en esa reunión… me gusta estar con gente más llana, más espiritual. No me harían caso. Tenemos que cuidar el planeta y promover un comercio más justo. Hay que evitar la trata de blancas, tanta gente abandonada como los dejamos, el Mediterráneo… ¡hay tantos problemas Dios mío!
Entrevista: Princesa Sánchez
Fotografías: Bernardo Doral