Mirada con encanto: Málaga
Málaga posee una increíble riqueza arquitectónica. A través de las calles de nuestra ciudad podemos vislumbrar diferentes monumentos y rincones, que con su belleza y encanto nos trasladan a lugares y momentos especiales. Sin embargo, el estar tan acostumbrados a algo, hace que con frecuencia, olvidemos la importancia de lo que tenemos y no lo valoremos. Debemos volver a mirar todo con los ojos del turista, que es capaz de ver belleza aunque solo haya ruina.
La visión romántica del turista permite ver las cosas desde una perspectiva cercana, en el que la persona establece una relación más íntima y profunda con el sitio que visita. ¿Alguna vez te has sentido así con algún rincón de Málaga? Seguro que sí. Nuestra ciudad guarda tantos secretos y encantos que sería imposible descifrarlos todos. A veces, no valoramos lo que realmente nos ofrece nuestra tierra, como nuestra gran fortificación palaciega, protegida por Gibralfaro, que guarda en sus paredes grandes hechos y hazañas. O el Teatro Romano, construido durante el reinado del emperador Augusto y declarado bien de interés cultural en 1972.
Una gran parte de las críticas en contra de la turistificación responde a esa mirada romántica del viaje. La masificación y la explotación de un lugar, interfiere en las relaciones personales que creamos con el sitio. Ver a gente disfrutar de aquel lugar que consideramos propio, hace que nos alejemos, sin quererlo, de él. Por ello, es importante no olvidar nunca la belleza de nuestras raíces e intentar disfrutar de todo como si esta fuera la primera vez.
Como si fuera la primera vez, título de la conocida película de Peter Segal, pero, también, podría ser una alusión a cómo debemos vivirlo todo. Cuando llegamos a un sitio desconocido es usual sorprenderse de todo lo que vemos y maravillarnos por el más mínimo detalle, sin embargo, muchas veces nos resulta complicado comportarnos así con nuestro entorno y mirar las cosas con los ojos del viajero, que permite enamorarse de un lugar tras otro todo el tiempo.
Cuando estamos en nuestra ciudad nuestro cuerpo se mueve como si tuviéramos un piloto automático, casi por inercia, y no nos paramos a observar lo que nos rodea. Para volvernos a enamorar de nuestra ciudad debemos empezar por abrir los ojos y ver nuestro alrededor: los colores de las puertas, las calles o los aromas que marcan nuestro recorrido. Así, podemos comprobar que hay cosas que siempre habían estado ahí, pero de las que no nos habíamos percatado nunca. Cada día debemos descubrir un trocito de realidad nueva.
¿Cuántas veces has ido de camino a casa y has visto un sitio que te ha llamado la atención? ¿Cuántas veces te has acercado a él? Cuando dejamos de limitarnos por la rutina, nos privamos de cosas que podremos hacer y que, por cansancio o miedo, no las realizamos. Pero descubrir y explorar rincones nuevos, desviarnos de nuestro trayecto habitual, nos permite adentrarnos en otro mundo desconocido y apreciar aquello que antes ignorábamos.
No importa cuánto tiempo llevemos viviendo en una misma ciudad, siempre quedan lugares desconocidos y remotos por visitar. A veces, los grandes olvidados son los más mágicos, así que ya sabes, ¡que no te de miedo descubrir cosas nuevas!
¿Qué te parece un city tour? Lo sabemos, no es habitual hacer un tour por nuestra propia ciudad o contratar a un guía que explique lo que posiblemente ya sepamos, pero, ¡piénsalo!, nunca se llega a conocer algo del todo, y estos tours pueden ayudar a valorar y tener constancia de aquello que tenemos y no apreciamos lo suficiente.
Otra buena idea es sumergirnos en la historia de nuestra ciudad. Entender la relación y la historia de nuestro entorno nos ayuda a entender lo que realmente representan los lugares que nos rodean. Cuando viajamos solemos interesarnos y explorar el contexto y los hechos que ocurrieron en los sitios que visitamos, ya que nos ayudan a descubrir cosas más allá de lo que podemos ver.
¿Alguna vez has observado tu ciudad desde arriba? Cuando comprendemos la verdadera dimensión de nuestro entorno, somos capaces de apreciar la grandeza de lo que nos rodea. Perdernos en el mapa y ver los diferentes rincones desconocidos nos ayuda a valorar aquello que tenemos y que, por unas razones o por otras, no consideramos lo suficiente.
Intenta estar presente para poder observar aquello que te rodea de la manera más real y verás cómo cambia la percepción de tu entorno. Míralo todo con los ojos del turista e intenta disfrutar al máximo de lo que ofrece tu ciudad. Recuerda, las cosas más simples son las más valiosas.
Prueba a usar esta nueva mirada y cuéntanos qué has descubierto de nuevo que nunca habías visto, seguro que es más fácil de lo que imaginas.
Autora del artículo: Amanda Pinto
Vaya dos fotos chulas y muy distintas de Málaga y la torre de la Catedral, y es que Málaga es una maravilla
Que bonita se ve Málaga de noche en esas fotos
Es imposible no estar enamorado de Málaga
En Málaga cada día se puede descubrir algo nuevo, aunque hayas pasado mil veces antes por ese sitio.
Por cierto, las fotos espectaculares. Enhorabuena a los fotógrafos 🙂 🙂
Málaga tiene una mirada que enamora y que atrapa
Lo has definido perfectamente Nacho, una vez que Málaga te mira, no te deja ir
Málaga tiene ciento de rincones y cada vez que se pasa se descubre algo nuevo o se ve diferente, por lo menos en mi caso
Para mi, sin ninguna duda, es la mejor ciudad del mundo para vivir 🙂
Estoy «in Love» de Málaga, cómo diría la chica del anuncio
La foto panorámica de Málaga de noche es una pasada!!!!
Nuestra querida Málaga es pura belleza, una belleza que te cautiva
Pero que bonita es Málaga, leche 🙂 🙂