Jaime Ordóñez: Vocación, trabajo y mucho esfuerzo para conseguir una carrera de éxito

“No es uno quien elige la vocación, sino la vocación quien elige a uno”, con esta frase de Jose Luis Rodríguez “El Puma” empieza nuestra historia de hoy, la historia de un hombre cuya vocación lo hace seguir, resistir y ser feliz cada día. Y aunque en un momento de su vida perdió “la brújula” eso “reforzó el camino que tenía que seguir”, porque estudió primero derecho y también trabajó de comercial en la empresa de su padre, pero un día decide cambiar radicalmente y comenzar a estudiar arte dramático en el antiguo conservatorio de Málaga.

A Jaime Ordóñez lo conocimos en la mítica serie de televisión “Aquí no hay quien viva”, la oportunidad se le presenta tras seis años viviendo en Madrid complementando su formación y para él “cuando te dan una oportunidad está prohibido pasar desapercibido y hay que arriesgar, siempre arriesgar”. Y Jaime arriesgó y le salió bien, pasó de una sola aparición en la serie a convertirse en múltiples personajes que repetían la misma característica: decir textos difíciles muy rápidamente. Y todo esto, nos decía Jaime, viene de su formación y su esfuerzo, pues confiesa que su dicción actual la adquirió en la escuela de arte dramático. Es por esto que se declara defensor de la formación académica, “hay muchos actores que no han pasado por una escuela y están triunfando, para mí es respetable, pero yo creo siempre que, igual que un médico tiene que estudiar una carrera, o un abogado, o un periodista, un actor tiene al menos que conocer la historia, los antecedentes de tu profesión”, añadía.

Repetir, repetir y repetir es lo que hizo con su texto de “Aquí no hay quien viva”, hasta que lo hizo suyo y pudo decirlo como si fuese la tabla del uno. Y este mismo método lo utiliza cada día, porque “se llega más lejos con un pequeño talento y una gran capacidad de esfuerzo que con un gran talento y poca capacidad de esfuerzo”. Y todo esto es la fuente de su éxito, aunque Jaime nunca pensó en ser famoso, él solo trabajaba por vocación: “Decidí dejar de pensar en el futuro el día que empecé a estudiar arte dramático. Vivimos muy preocupados por lo que nos puede deparar la vida, el futuro y tal, y la vida cambia en un chasquido como con el guantelete de Thanos. Lo que iba a pasar cuando yo acabase la carrera no quería pensarlo, creo que no aportaba nada. Ahora cuando miro para atrás ni en mis mejores sueños hubiera imaginado hacer todo lo que he hecho y haber trabajado en una serie de éxito como “Aquí no hay quien viva” que forma parte ya del corazón y del subconsciente colectivo de todo el mundo. O trabajar con José Mota al que yo admiraba desde “Cruz y Raya” y finalmente con Álex de la Iglesia”.

Y tras mucho esfuerzo la recompensa llega, son muchos los premios y reconocimientos que ha recibido por su trabajo, pero ninguno tan especial como la Biznaga de plata a mejor actor en el Festival de Cine de Málaga: “Eso ha sido lo mejor. Eso ha sido lo más. Hay una parte que me dio pena y otra que me gustó, es una sensación encontrada”. Y esto se debe a que este premio lo recibió de sorpresa, por ello su madre no pudo asistir a la entrega y con ese mismo motivo ella se quedó con la Biznaga en su casa. “De pronto empiezan a hablar de la trayectoria de un actor y yo digo “me suena”. Yo estaba muy tranquilo en mi butaca y al final dicen “Biznaga de Plata al mejor actor a Jaime Ordoñez por El Bar”. Me quedé en shock, mi mujer me decía “que eres tú, que eres tú, tienes que salir” y digo, no puede ser”, seguía contándonos sobre aquella maravillosa noche. Y como había sido una sorpresa no llevaba texto preparado, solo recordó una frase que lo había acompañado a lo largo de su carrera, sobre todo en aquellos momentos difíciles antes de la oportunidad en “Aquí no hay quien viva”: “Resiste, resiste, resiste, porque el que resiste –levantó la Biznaga- gana”.

Este papel fue “el regalo de su vida”, nos confiesa, por toda la satisfacción a nivel personal que le ha traído: “Creo que esos 20 años de largo recorrido y de larga travesía por el desierto han merecido la pena, cada minuto y cada segundo. Es un papel del que me siento muy orgulloso y la satisfacción cuando dices “he dado hasta mi última gota de sudor por el personaje” y habértelo dejado todo, el alma y el corazón. Para mí es muy importante que como actor pongas tu alma y tu corazón al personaje, humanizarlo”.

Y aunque ha tenido que resistir un montón y la gente de su alrededor le ofrecía soluciones tomando otros caminos él nunca ha dudado, siempre decía que no a esas propuestas. “La vida del actor es vivir en un hilo, en un alambre constante, vivir en esa inseguridad e inestabilidad constante. Pero yo dije siempre que no, es que no tenía ninguna duda, ni siquiera cuando las cosas iban peor”. Y es que cuando su teléfono no sonaba él buscaba el trabajo, como cuando decidió recuperar el Auto sacramental en Málaga, que llevaba 40 años sin hacerse. Jaime siempre ha estado “maquinando” algo, y es por esto que hace unos años se embarcó en la aventura de crear su propia película.

La última vez que pudimos hablar con él en Ciudad con Alma nos contaba cómo se planteaba el proyecto, ahora es “cada vez menos proyecto y cada vez más realidad” y es que, aunque le está costando “sangre, sudor y lágrimas”, ya han rodado 20 de las 40 escenas que tienen programadas, cada una en un escenario diferente de Málaga. Jaime se encarga de todo, hace el trabajo de unas 15 o 20 personas él solo y aunque la película carezca de presupuesto ni subvenciones no es un proyecto pequeño, sino que tiene las características de una superproducción. “Dice Tom Hanks que si fuera fácil todo el mundo lo haría y que solo es lo difícil lo que convierte algo en grandioso. Hay un problema y es que yo no sé soñar en pequeño, yo siempre sueño en grande”, añadía Jaime cuando le preguntábamos por qué se embarcaba en un proyecto de tal magnitud.

Y aunque ya está en el ecuador y estamos todos deseando verla, Jaime nos dice que “esto es un largo camino, es un proyecto muy complicado. Al estar él solo para todo, va a la velocidad a la que uno puede ir”. Así que seguiremos impacientes hasta que podamos ver esta película con sabor a Málaga y a la que agradece a todas las empresas malagueñas que están aportando algo a su proyecto. Y también agradece mucho a su hermano, quien aparte de ser protagonista es el baluarte a la hora de sostener el proyecto, así como al equipo técnico y artístico.

Y la historia continúa, pues ya veis que la inquietud de Jaime Ordoñez lo lleva a seguir creando y seguir compartiendo su talento, y su esfuerzo, con nosotros. Poniendo su alma entera en sus creaciones y adorando Málaga tanto como la adoramos en Ciudad con Alma.

Y para terminar la entrevista os dejamos nuestro test más personal, el «Test con Alma» que le hicimos a Jaime:

Autora de la entrevista y las fotografías: Noelia Ruiz