Historias personales: Inma Orduna “Mi Vida en Rojo”

¿Merece la pena tener un blog en 2020? Así empezaba un artículo que leí hace poco . Desde mi experiencia personal, y si dejo de lado conceptos  marquetinianos, la respuesta es absolutamente afirmativa. A día de hoy y tras diez años de muchísimo trabajo y aprendizaje no puedo imaginar mi vida sin la que todavía sigue siendo mi bitácora personal. Porque Mi vida en Rojo nació un 18 de Agosto del 2010 como una bitácora personal, pero lo que yo no imaginaba en aquél momento era que Mi vida en Rojo me cambiaría la vida.

En el año 2010 yo tenía 24 años. Enfermera de vocación y profesión, estaba atravesando un momento personal complicado y abrir un blog (por aquél entones anónimo y del que ni mi entorno más cercano tenía constancia) se me antojó una fantástica vía de escape donde reunía dos de mis pasiones: la moda y la redacción.

El mundo blog empezó a crecer y con él mi comunidad, que a mi me gusta llamar mi familia roja. Empezaba a recibir e-mails de marcas que me querían enviar productos para que los probase y hablase de ellos en el blog. Empecé a ir a Madrid y a Barcelona a mis primeros eventos bloggers (en los que yo, guiada por mi inocencia e ilusión, me los costeaba. Pero merecía la pena porque aquello me hacía feliz). Y recuerdo perfectamente el primer día que me llegó una propuesta pagada: Pinspire, una plataforma alemana tipo Pinterest que me pagaba para que yo hablase sobre ella en el blog. No daba crédito, yo me sentía como una niña con mi blog, en aquél momento no tenía conocimientos de marketing ni publicidad, que me hablasen de posicionamiento SEO me sonaba a chino, … ¡Era enfermera! Y no se me pasaba por la cabeza que ese mundo se pudiese llegar a profesionalizar.

Pero sucedió. Llegó un día que los recortes en sanidad me afectaron, me quedé en paro y ese día decidí que me mudaba a Madrid a estudiar Estilismo de Moda. Todavía recuerdo la cara de mis padres.

Y aquello, fue una completa revolución (personal y profesional). Trabajé muchísimo, fui asistente de estilismo (si has visto El Diablo viste de Prada, puedes creer que es bastante real), me formé, empecé a trabajar con fotógrafos profesionales, formé parte de dos reportajes, sobre el fenómeno, en televisión. ¡Y un día sucedió lo increíble! Me arriesgué del too y formé mi propia marca de moda, homónima y con la que empezó siendo mi forma de despedirme en e-mails y post como bandera: Los Besos rojos por doquier.

Me gusta decir que Mi Vida en Rojo sigue siendo mi bitácora personal porque lo es. Ha evolucionado conmigo y es en cada momento un claro reflejo de mi momento vital. Lo profesionalicé de un modo que no entraba en mis planes porque ni siquiera sabía que podía ser posible. Han sido diez años maravillosos en los que no todo ha sido de color rosa (rojo, en este caso). Sí, ha habido muchos eventos, muchos regalos, muchos viajes increíbles… pero también errores cometidos, dinero perdido, horas de trabajo incansable (sigo trabajando como enfermera y a veces poder llegar a todo resulta casi imposible).

Por eso cuando alguien se limita a juzgar y me dice: “Jo, qué suerte, te mandan un montón de cosas” me encantaría poder explicarle  todo el trabajo que hay detrás de 2130 posts publicados. Me encantaría poder explicarle que un bolso no paga la luz ni la hipoteca. Me gustaría poder explicarle con tiempo las horas invertidas y el trabajo que hay detrás de cada post. Desde pensar el tema, a montar el look (en la mayoría de mis posts), realizar la sesión de fotos, editarlas, redactarlo, corregirlo… ¡y a día de hoy, difundirlo en redes sociales y newsletter! Sobre todo me encantaría poder explicarle todo el trabajo que hay en diez años.

Y por supuesto, me encantaría explicarle que este décimo aniversario no hubiese sido posible sin mi familia roja y sin las marcas que han confiado en mí. Me siento tremendamente agradecida y aunque admito que a veces me he encontrado fuera de lugar en este mundo, al final Mi Vida en rojo siempre ha sabido ubicarme en mi sitio. Y mi sitio es mi bitácora personal, la que sigue haciendo que mantenga la ilusión del primer día y me emocione con cada propuesta, como la oportunidad que me ha dado Ciudad con Alma de contar aquí un poquito de  mi historia.