Érase una vez mi pequeño balcón otoñal

Otoño, época intermedia entre el cálido verano y el frío invierno, el ecuador entre el sol y la sombra, entre el día y la noche; otoño, estación de reflexión y punto clímax del año. Unos meses idóneos para echar la vista atrás y pensar qué te llevas del 2020 y qué puedes aprender en estos meses que aún están por vivir hasta las campanadas del 2021.

Otoño son hojas caídas, atardeceres amarillentos y árboles rosáceos. Otoño es época de vida, de aprender, reaprender y desaprender entre cada puesta de sol mirando el nuevo día cada como otra nueva oportunidad para el triunfo.

Si decimos que el otoño es vivir, ¿qué elemento da realmente vida al hogar? Sin duda alguna, las flores y las plantas, porque el otoño también es época de dejar renacer pétalos y semillas entre los maceteros más apagados del balcón. El otoño es alegría y nuestros balcones se merecen estar repletos de ella.

Hay muchos tipos de flores, incluso puede que tengamos una flor favorita, o como me gusta decir a mí, “nuestra flor de la suerte” ya sea orquídea, amapola o jazmín, pero ¿estas flores son de otoño?

Para la decoración del hogar no existe una regla escrita ancestral, pero la realidad es que el otoño pide a gritos calidez, y como buenos sumisos de la belleza y la estética, ¿quiénes somos nosotros para romper la regla?

Personalmente, un balcón propio de otoño es aquel que te permite viajar imaginariamente a los mejores recuerdos del verano al mismo tiempo que te hace echar de menos el calor de una buena lumbre a las faldas del invierno. Y como Ciudad con Alma somos todos, os traemos una lista de las flores perfectas que os ayudarán a sobrevivir al cambio estacional.

En el “érase una vez mi pequeño balcón otoñal” es imprescindible contar con la elegancia que transmite un espatifilio, una planta resistente a los interiores y fácil de mimar para los más principiantes en este mundillo. Seguidamente, el balcón necesita subsistir con la presencia de la hortensia, una flor que da color otoñal recordando entre sus hojas los colores brillantes del verano pasado. Es pecado dejar de lado los pensamientos, esa flor violeta que llena de viveza la terraza, y por supuesto acompañada de la hiedra colorida de hojas triangulares, que es tan perezosa que prefiere la sombra tranquila al rayo de sol reflectante.

Hablamos de tres indispensables del otoño, pero no queda todo ahí, os mostramos mil trucos más para que tu balcón o terraza sean la envidia del vecindario en esta época estival.

Si buscamos una explosión de color que contrarreste el verde de la hortensia tenemos la flor idónea, una Pieris Japónica, un arbusto caimán que va cambiando de color pasando por el rojo, un ligero crema y acabando con un rojo oscuro que llena el espacio de pasión.

Muchos rojos, verdes, blancos, pero ¿qué hay del amarillo puro?, ese color que da ‘mala suerte’ en el escenario, pero que nos da vida cuando lo usamos. Nuestro balcón necesita un complemento de optimismo y energía, una planta de Caléndula de flores naranjas y amarillas que nos regalan vida a principios de diciembre.

Ya tendríamos nuestro sublime balcón, pero como yo soy de ‘flores de la suerte’ no concibo mi pequeña selva sin la pureza e inocencia que reflejan las margaritas. Una flor generosa que nos acompaña en el camino los 365 días del año y que en otoño se convierte en otro aliado de la belleza inmaculada.

Nuestro cuento merece que su color favorito sea el otoño por su calidez y su fuerza para abrir nuevas puertas que dábamos por cerradas. Porque el otoño es paz y no hay mejor forma de sentirse en paz que vivir entre las flores y plantas que nos elevan hasta ese punto álgido de felicidad.

Como escribía Leiva entre sus versos cantados, os damos la bienvenida a “nuestro pequeño Chernóbil otoñal”.

Autora del artículo: Inma Martínez