“Que me dedique al cine es una casualidad. A la música, no”

Su carcajada es como la música en una película. Suena cuando tiene que sonar. Mientras, mantiene una sonrisa muda y constante. Porque “lo bueno siempre está por llegar”. El optimismo ha guiado al músico malagueño Antonio Meliveo. No hay países ni premios que no pueda conquistar este productor, compositor y director cuyas partituras han rozado tres veces los Goya y cuyas apuestas audiovisuales, firmadas con Green Moon, ha valorado el jurado de los Oscar.

-Tu vida es como una película. Casi naces en un escenario…

-Mi padre interpretaba una zarzuela y mi madre, entre el público, se puso de parto.

-¿Crees en las casualidades?

-La vida es una sucesión de casualidades. Pero hay que incluir haber nacido donde nací y de los padres que fueron los míos. Que me dedique al cine es una casualidad. A la música, no.

-Si le tuvieras que poner banda sonora a tu vida, ¿cómo sería?

-Una vez me lo propuso Héctor Márquez y lo hice. Hice un vídeo forum. Dediqué un capítulo a mi padre con ópera y musicales. Y a la televisión. Forman parte de mi musicalidad las sintonías de Alfred Hitchcock, de Los Vengadores, de Misión Imposible. Y de teleseries como Friends o Cheers.

-¿Existe la música original?

-Wagner no componía una sola nota hasta que el libreto no estaba terminado. La música de cine la compongo a partir de un montaje. Está escrita en las películas y mi trabajo consiste en sacarlas.

-¿Y cuándo no hay que poner música?

-Cuando la película se expresa por si misma. Pienso que tiene que llegar cuando es imprescindible. La música en el cine es emoción en estado líquido. Lo impregna todo.

-Te preguntaba sobre originalidad por la SGAE. Has estado a un solo voto de presidirla. ¿Cuáles son las necesidades de los autores del país?

-Sin entrar en honduras, creo que la sociedad desconoce lo que significa ser autor, la aportación de los autores y el significado de derecho de propiedad intelectual. Por razones poderosas de ‘holding’ de comunicación, hay una campaña desde hace muchos años de difamación. No se entiende por qué un autor que crea una pieza no le puede reportar beneficios si vive de su obra.

-Eres el hombre de las mil facetas. Hasta coreógrafo.

-Te voy a contar por qué empecé a bailar. Por amor. Antes de Fiebre del Sábado Noche, en las discotecas solo bailaban las chicas. Los chicos solo tonteaban alrededor.  Yo estaba enamorado de una que bailaba muy bien. Empecé a aprender de manera autodidacta, frente a una cristalera en mi casa. Conseguí destreza, la conquisté y abandoné cuando la pista se llenó de bailongos.

–Y llegó Solas…

-Fue mi segundo largometraje. Pero gané una nominación al Goya. Entonces, no sabía lo que significaba. Ahora si. Al año siguiente, vino Plenilunio. Y otra nominación. Entré en este mundo del cine y entendí que es muy complejo. Son películas redondas las que tiran de los Goya.

-Sobre el Festival de Cine de Málaga. ¿Alguna crítica?

-Soy muy crítico. Digamos que por ser de Málaga tienes menos oportunidad, así de claro. Este año, con lo de festival de cine en español… no sé, supongo que existen condicionantes para que tenga que abrirse. Es muy complejo el mundo de la distribución, de los premios… pero hay un hecho definitorio: se hacen tantas películas al año que no hay pantallas suficientes para exhibirlas.

-¿En qué andas ahora?

-En vender, en jugar con Rama. Con esta pieza de teatro no quiero quedarse en España. Tiene internacionalidad absoluta. Luego, en cine, estoy intentando levantar una producción con Francia, espero que las cosas se den para hacer la banda sonora. También trabajo en una serie de cinco capítulos ambientada en España para HBO.

 -Como malagueño, ¿cómo ves la ciudad y su transformación?

-No podemos confiar aunque todo el mundo que viene de fuera me abre los ojos y me dice: “vives en el paraíso”. Sigo viendo mucho talento por explotar y por explorar.

Entrevista: Princesa Sánchez

Fotografías: Antonio Hurtado