El sexo no es lo mío
El malestar ocasionado con relación a los encuentros sexuales en pareja es un motivo de consulta psicosexual cada vez más frecuente. La creencia de que un@ no es válid@, o no lo es suficientemente, para este tipo de cuestiones, suele provocar frustración, preocupación e incluso miedo a iniciar relaciones sexuales o a tener pareja. Esto conduce en bastantes ocasiones a la evitación y, en algunas, a la aversión. Y que deciros del sufrimiento que todo esto provoca.
Esta creencia (el sexo no es lo mío) suele estar basada en haber tenido desempeños poco satisfactorios con relación a las expectativas que nos hemos creado sobre los mismos. ¿Qué me dices de tus expectativas? ¿Y de tu sexualidad ideal?
En la sociedad actual, a pesar de los pesares bastante carentes de una adecuada educación sexual, es fácil creernos con la obligación de tener que satisfacer en nuestros encuentros sexuales exigencias en cuanto a tamaños, frecuencias y tiempos, entre otros. En este sentido, a menudo transmito a mis pacientes que la sexualidad de cada cual es una experiencia personal e intransferible, y que cada uno es responsable de su propia sexualidad. ¿Qué piensas tú al respecto?
Lo anterior no quita que nuestra práctica sexual sea mejorable y que ésta, como casi todo en la vida, implique un proceso de aprendizaje. ¿En qué etapa de ese aprendizaje te encuentras?
La denominada clínicamente “ansiedad de ejecución”, tan familiar para muchos, no es ni más ni menos que la preocupación por “no dar la talla” a la hora de satisfacer ciertas expectativas, muchas de ellas irreales e insostenibles. Esta ansiedad acaba afectando la propia fisiología de la respuesta sexual y, por ejemplo, en el caso del hombre se traduce en pérdidas de erección o pérdidas del control eyaculatorio. ¿Te suena?
Paralelamente a lo anterior, suele tener lugar el llamado “efecto observador”; es decir, el convertirnos en observadores/evaluadores de nuestro desempeño sexual. Pero cuando estamos en un encuentro sexual no podemos ser a la vez actores y observadores/evaluadores propios del mismo.
En este sentido, me gusta hacer referencia a una cita que dice que la mayor parte de nuestros errores se basan en sentir cuando tenemos que pensar y en pensar cuando tenemos que sentir. Y es que en la sexualidad se trata de sentir y no de hacer un examen.
Si te has visto reflejad@ en la situación anteriormente descrita, te propongo una serie de pautas a seguir:
. No desistas en el intento. No evites los encuentros sexuales.
. Mejora tu educación sexual acudiendo a fuentes fiables y veraces. Con frecuencia, sobre todo en los más jóvenes, la principal fuente de información a la que recurren es la visualización de pornografía y eso puede constituir un potente estímulo visual; pero no podemos convertirlos en nuestros referentes.
. Repasa tus expectativas sobre lo que consideras tu sexualidad ideal. ¿Son reales?
. Conoce tu cuerpo y explóralo, incluidos los genitales. Cuídalo y sé amable con él. Siéntete orgullos@ de él.
. Habla de tu problema con alguien de confianza. El silencio no educa ni resuelve. Es probable que la persona con la que hables haya vivido, o sepa de alguien que haya vivido, una situación similar y cómo la afrontó.
. Evita hacer comparaciones con el rendimiento sexual de anteriores parejas, de la que ahora es o puede ser tu pareja actual.
. Piensa que la sexualidad en pareja es mucho más amplia que el coito, así que no le des exclusividad. A menudo confundimos el todo con una de las partes y, por apetecible que éste sea, nos perdemos mucho de esta forma.
. Mentalízate de que la maestría en estas cuestiones también requiere de práctica. Permítete “fallar” y eso ayudará a que “falles” menos. ¿Acaso cuando aprendiste a montar en bici, a conducir o a nadar, te salió bien a la primera? ¿Y tu primer baile en pareja?
Si a pesar de seguir las pautas anteriores, ves que tu problema persiste, pide ayuda profesional. Vale la pena resolverlo, ¿no crees? Dejemos atrás las presiones y recuperemos lo que es una práctica placentera, saludable y reconfortante. Son muchas las personas que sufren en silencio durante años algún problema de este tipo; sí, he dicho años. Y si bien es verdad que más vale tarde que nunca, ¿a qué esperar? ¿Te das cuenta de lo que te estás perdiendo y de los perjuicios que eso está ocasionando a tu pareja? Porque el deterioro que este problema mal gestionado supone para la relación en pareja es considerable; a veces, motivo de ruptura. Y ni el miedo, el retraimiento, la vergüenza o la negación van a solucionar el problema; todo lo contrario.
En terapia psicosexual en estas situaciones lo que hacemos fundamentalmente es, por una parte, cuestionar las creencias que nos desestabilizan y, por otra, desarrollar recursos para recuperar nuestra confianza ante este tipo de prácticas. Si piensas que el sexo no es lo tuyo, ponte a ello y desecha de una vez esa etiqueta.
Para más información sobre este tema, podéis contactar conmigo en las siguientes reseñas:
Carmen Pérez Rojas
Psicóloga G. Sanitaria
Máster Sexología Clínica y Terapia de Pareja.
Tfno.: 657452442
Yo pienso que todo es psicológico, porque todos valemos, eso sí, cada uno a su ritmo.
Creo que tienes mucha razón. Todos valemos.
Yo estoy con Nadia, que todo se haya en nuestra mente, porque a que chica, y voy a ser muy vulgar, no le gusta que nos pongan mirando para Cuenca, eh!!!
Comparto lo de las otras opiniones, pero cuando uno se atasca, se atasca y no hay manera, a mi me paso hace un tiempo y salí gracias a la ayuda de un profesional.
Es cierto que a nadie le amarga un dulce y tener sexo en la pareja es muy beneficioso, pero cuando uno no se encuentra o piensa que no sirve, es complicado y se convierte en un problema.
Coincido contigo en que puede convertirse en un problema y, de hecho, muchas veces es así; pero un problema que puede tener solución.
Me quedo con sentir cuando es el momento de sentir en el presente
Estoy con Nadia, el ser humano está más que preparado para esto, pero como todo en la vida, cada uno lo lleva a su manera