Diálogo interior: ¿Qué nos decimos?
El diálogo interior es el flujo continuo de pensamientos que no se expresan, tan sólo pasan por la cabeza, a veces se les presta atención y otras no. Estos pensamientos pueden ser de connotaciones positivas o negativas y se origina en la corteza cerebral.
La necesidad de certeza nos crea inquietudes, más lejos del pensamiento y la razón, la búsqueda de explicaciones y de entendimiento en lo que nos sucede se gesta dentro de la emociones más básicas. La falta de información, la incertidumbre, las dudas… nos provoca crear pensamientos que tratan de llenar los vacíos con pura estipulación.
Cuando estamos preocupados los pensamientos que pasan por nuestra mente intentan gestionar las sensaciones y las emociones negativas, pero paradójicamente consiguen lo contrario, en lugar de reducir los síntomas los aumentan.
Comencemos con conocer de nosotros mismos el volumen de nuestros pensamientos; están las personas que tienen que subir ese volumen para prestar más atención a lo que se dicen, que igualmente les influye, pero no son conscientes, empieza por conectar contigo. Luego están aquellas personas que se escuchan demasiado alto, les distrae de los mensajes del exterior y si su pensamiento no es positivo, el ruido es todo menos paz. Cuando el diálogo interior es en su mayoría negativo, en correspondencia, la opinión sobre la vida es más pesimista.
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Víctor Frankl, psiquiatra vienés que pasó tres años en campos de concentración (el horrible Auschwitz incluido), es un ejemplo de que se puede elegir cómo afrontamos el destino. Cada ser es libre para decidir sobre sí mismo. La mayor parte de las adversidades nos afectan como uno decida.
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Revisar el contenido de nuestro diálogo interior es fundamental para el bienestar psicológico, cuando nuestros modelos externos (los padres, habitualmente, luego la pareja) en combinación con nuestro temperamento, personalidad y experiencias de aprendizaje, se manejan en ese lenguaje negativo, perpetuamos ese tipo de diálogo interior. Es justo esta cadena de pensamientos intentado controlar la incertidumbre lo que nos lleva a la pérdida de control, las respuestas que nos damos nunca son suficientemente tranquilizadoras, acabamos bloqueados o con reacciones de ansiedad.
Que podemos hacer con nuestro dialogo interior;
o Lo importante con el ruido es aprender a manejarlo
o *¡Siempre hay opciones!
o Deja los escenarios imaginarios
o *Conecta contigo
Este tipo de dialogo interior al contrario de ayudarnos nos carga, la neurociencia actual demuestra que, los estados afectivos negativos mantenidos en el tiempo como estados mentales, afectan nuestra salud.
Hacernos conscientes de este tipo de diálogos internos constituye un primer gran paso para recobrar el control y evitar una percepción negativa de nosotros mismos o de nuestro contexto, que finalmente solo consigue disparar nuestro estado de ansiedad.
Para BVG Psicología el enfoque de trabajo es transformar el pensamiento con reestructuración cognitiva en combinación con lo que se percibe en el cuerpo y lo que se siente. Se observa el pensamiento en ese dialogo personal; qué nos estamos contando a nosotros mismos, de nosotros, de lo que nos pasa, del entorno, qué tono usamos, solo observo el pensamiento y me pregunto qué exageración/distorsión se da en él.
Reflexiona sobre tú dialogo interior
- Qué me podría decir para sentirme mejor
- Que empiezo a sentir
- Qué me dice mi cuerpo
- Cuál es el primer paso; dar ese paso hacía el autocuidado
El verdadero cambio ocurre cuando empezamos a detectar estos pensamientos rumiantes y negativos, y los reemplazamos por afirmaciones positivas. Es importante controlar nuestra respiración, relajarnos y afrontar las situaciones con calma. De lo contrario, las actitudes pesimistas y autodestructivas se perpetuarán.
De este modo uno vuelve a retomar el manejo de su pensamiento y la sensación de mejor rendimiento personal.
Tipos de diálogos interiores:
Los diálogos internos que dan lugar a reacciones de angustia o de ansiedad se han clasificado en cuatro tipos:
Diálogo autocrítico
La persona autocrítica se cuestiona constantemente, se juzga y valora negativamente, minimizando los logros y enfatizando los defectos y las limitaciones. La falta de confianza hace que se compare con los demás buscando su falta, se frustra al sentirse incapaz de alcanzar sus logros. Su dialogo interior le mantiene esta idea que no le deja evolucionar.
Diálogo catastrofista
El pensamiento predominante es la necesidad de prevenir situaciones de riesgo, se imaginan posibles catástrofes y se anticipa los hechos que se viven como si fueran a pasar realmente en un futuro cercano, se puede vivir en constante alerta, pueda desencadenar ansiedad, y en cualquier caso, mucho desgaste.
Diálogo victimísta
La persona que se manda mensajes de este estilo se siente desprotegido, solo y sin esperanza. Considera la vida muy complicada y su situación particular como un callejón sin salida, si no es por un motivo, será por otro. Siente que todo son obstáculos insalvables, y que lo que desea para estar bien no es tanto, pero no acaba de llegar. La queja es continua sobre su situación pero en su neuroticismo, se muestra imposible de cambiar.
Dialogo autoexigente
La autoexigencia no tiene fin, es fuente de agotamiento y sacrificio. La exigencia no tolera errores, lo que hace que los retos que se propone sean alcanzables y los equívocos sean de los demás. Es fácil que se caiga en estrés crónico, se desgasta pensando en lo que no consigue lograr por falta de recursos y que la vida no es justa a pesar de todo lo que pone de su parte. Todo tiene un pero y una falta.
Cómo concentrarse en el pensamiento positivo
Cambia tu dialogo interior, vive la vida
Puedes aprender a cambiar esos pensamiento con connotaciones negativas en otros más alentadores, menos dañinos y más constructivos. Se trata de un proceso simple, tan fácil como en lo físico entrenar el cuerpo, es simple, pero al principio no es sencillo, lleva tiempo y esfuerzo, se practicar hasta que se aprende y se interioriza, como el que aprende a montar en bici. Vamos a ver algunos ejemplos para ser más asertivo con uno mismo:
- Ten un estilo de vida sano. Hacer algo de ejercicio, comer sano, tener tiempo de ocio. Son parte importante para el estado de ánimo y el autocuidado.
- El humor es algo muy serio. Relajar las tensiones con humor, cambiar una discusión por un comentario que despierte una sonrisa. Deja sitio en tu mente para que el humor disminuya la carga y aporte distensión.
- Se reflexivo y atrévete a cambiar. Plantear las dificultades del día a día desde otro enfoque más positivo te hará sentir más capaz y aliviado.
- Cuida y alimenta el espacio social. Rodéate de personas que te aporten energía y alegría, con quien estés cómodo y puedas ser espontáneo. Busca y crea encuentros agradables.
- Conecta contigo. Darse cuenta de lo que uno piensa para poder dar otras alternativas a los pensamientos negativos aplastantes.
- Gira tu diálogo interior en una mirada compasiva y amorosa hacia ti. Se respetuoso, sincero y amable. Valora y agradece todo lo que tienes.
Reconoce cuál es tu pensamiento, qué tipo de contenidos te dices, hacia ti mismo y hacia el exterior. La responsabilidad de decidir sobre nuestros pensamientos es básica como punto de partida para decidir cambiar, la práctica y el tiempo te ayudaran a disminuir la crítica y aumentar la aceptación.
Con un estado mental más equilibrado la gestión con la vida es más fácil, se maneja mejor el estrés y los acontecimientos vividos. Si no podemos cambiar lo exterior, decide el modo de vivirlo.
Beatriz Villagrasa García
689 40 17 35
info@bvgpsicologia.com
Artículo muy interesante con reflexiones a tener en cuenta y poner en práctica. Porque siempre hay que pensar en positivo, que es como mejor se ve la vida.
Gracias Laura Ponce, encantada de ayudar a tener una perspectiva más positiva de la vida
Es cierto que cuando uno se pone a pensar en modo negativo, es horroroso, de ahí que en esa rueda es mejor no entrar.
Cuando somos conscientes de la importancia del modo de pensar se puede tratar de evitar esa rueda como dices. Gracias por tu opinión Genoveva.
Estoy con Genoveva, entrar en la dinámica de los pensamientos negativos es un desastre para nuestra vida, porque se vive mal no, lo siguiente. Tal y como se dice en uno de los títulos, hay que cambiar nuestro diálogo y empezar a vivir la vida, que son dos días.
Recuerda a los baobads de El Principito que iba cortando antes de que se hicieran muy grandes.