Ángel Idígoras: “Málaga es una ciudad con arte en todos los sentidos. Me siento alegre de haber nacido aquí”

Lo normal es que de pequeños tengamos sueños que, al crecer, cambian. Pero en el caso de Ángel Idígoras no fue así, el dibujo siempre formó parte de su vida y tuvo un marcado objetivo: dedicarse a ello.

Pero su camino cambia cuando, por deseo de su padre, decide comenzar a estudiar psicología, pero pronto “descubre que no le gustaba nada” aunque finaliza sus estudios gracias al grupo de amigos que hace en Madrid. Aun no queriendo tener nada que ver con la psicología, la ironía de la vida lo lleva a comenzar sus andadas como dibujante en una editorial de psicología.

Nada más acabar la carrera decide que “lo mejor para la psicología era olvidarse de todo y ponerse a dibujar que era lo que quería ser de niño”. Por lo que lleva al Diario Sur unos retratos caricaturescos, pero al poco tiempo decide apostar por un periódico recién nacido: La Gaceta de Málaga. Y esto ocurre porque Idígoras quería comenzar a dar rienda suelta a su imaginación y creatividad, pudiendo hacer sus propias tiras y personajes de lo que dice arrepentirse.

Sí habéis leído bien, Idígoras nos confesaba con humor arrepentirse de haber comenzado a crear tiras cómicas, pues afirma que “no le gusta pensar” de lo que se ha dado cuenta ahora. Pues tampoco tiene inspiración alguna a la hora de crear, “te pones a garabatear un folio en blanco hasta que sale algo”. Pero reconoce que, aunque son temas en los que no intervienen las musas, siempre hay situaciones del día a día que hacen que quiera escribir sobre ellas.

Es en 1992 cuando une fuerzas con su hermano Pachi pues la revista El Jueves les ofrece trabajo, pero solo había un puesto disponible. Deciden “hacer un apaño” entre la forma de dibujar de ambos y a partir de ahí comienzan juntos un nuevo camino que aún continúa.

Y cuando hablamos de tiempo libre, Idígoras tiene un curioso hobby, pues es un gran aficionado a la magia. “La vida sin magia es muy aburrida, la vida tiene que tener sorpresas, sobresaltos, alegrías inesperadas, etc. Entonces digo, esto se puede hacer también con trucos. Fue una forma de mejorar mi vida y la de los que me rodeaban y hacerlas más divertidas”.

Pero su vida no es solo más divertida gracias a la magia, ya que su trabajo también le ha dado muchas anécdotas, como aquella vez que se quedó “to flipao” al descolgar el teléfono y oír que al otro lado de la línea alguien decía “soy Camilo José Cela”. O cuando Matias Pratt vio una de sus viñetas durante un desayuno en familia y afirmaba ser la primera vez que su hijo se sentía orgulloso de él. “Mola un montón. Estas llamadas surgen de vez en cuando en mi casa”, concluía Idígoras sobre sus anécdotas como dibujante.

Y aunque es muy bueno en su trabajo, no lo es tanto haciendo memoria sobre este, y es que Idígoras siempre que le preguntan por su viñeta favorita contesta la misma porque es la que mejor recuerda. Y como Idígoras no tiene una viñeta predilecta vamos a dejar que sean nuestros lectores quienes decidan cuál es su favorita, ¿tenéis una?

Málaga le dio la primera oportunidad y de ella confiesa que lo que más le gusta es su gente y el sentido de humor de los malagueños. “Es una ciudad con arte en todos los sentidos. Me siento alegre de haber nacido aquí. Lo que menos me gusta es el terral”.

Y ya para terminar añadía este conciso, aunque gran consejo para aquellos que quieren dedicarse al dibujo: “Si tiene dudas que se guíe por la ilusión, si eres bueno encontrarás trabajo aquí o fuera”.

Autora de las fotografías y de la entrevista: Noelia Ruiz