Una malagueña de viaje por Europa – Parte III (Cracovia)
Llegamos a la última parte de nuestro “recorrido” por Europa. Nosotras, tras haber visitado Múnich y Praga decidimos ir a Polonia, un destino que fue toda una sorpresa pues nunca nos habíamos planteado visitarlo y fuimos por recomendación de mi primo. A Cracovia llegamos desde Praga con un tren y un autobús, pero si queremos ir directamente desde Málaga hay vuelos internacionales directos.
Es una ciudad realmente barata, podéis encontrar fácilmente alojamiento en el centro por menos de 200 euros para cinco noches (dos personas). Nosotras nos decantamos por un apartamento vacacional, pues comer en casa siempre es más cómodo y barato, aunque pronto nos dimos cuenta de que en Cracovia puedes comer bien por cuatro o cinco euros. Uno de los restaurantes que nosotras probamos y recomendamos encarecidamente es Chata, allí podréis probar los famosos pierogi o la riquísima sopa zurek.
Para el primer día decidimos visitar la plaza del mercado, que tiene, nada más y nada menos, que 40.000 metros cuadrados. En ella nos encontramos con la basílica de Santa María, a la que podemos subir para ver Cracovia desde arriba (se recomienda ir temprano porque se agotan las entradas), y la lonja de los paños donde hay numerosos puestos de recuerdos, entre ellos destacan las joyas de ámbar. Muy cerca de esta plaza podemos visitar la basílica de San Francisco de Asís, una de las más antiguas de la ciudad y de una belleza impresionante.
Después de muchas horas paseando por los puestos de la lonja, decidimos volver a casa para descansar. Al día siguiente marchamos a la ciudad de Wawel, donde se puede visitar el castillo de Wawel, los museos, la catedral y el famoso dragón de Wawel. El problema que tuvimos aquí fue que, a pesar de madrugar mucho, estuvimos unas dos o tres horas haciendo cola para comprar las entradas pues no puede hacerse online y cuando llegó nuestro turno algunas zonas ya no podían visitarse. Pero merece la pena pues es un lugar muy bonito y allí puedes aprender la historia sobre el dragón que vivía en esa colina.
Y llegamos al plato fuerte, la visita al campo de concentración Auschwitz-Birkenau. Si habéis leído las tres partes de mi viaje por Europa os habréis dado cuenta de lo mucho que nos interesa la II Guerra Mundial. La verdad es que sin querer nos habíamos creado un recorrido por algunas de las ciudades más relevantes en la guerra y no íbamos a desaprovechar la oportunidad de disfrutarlo y aprender más. Para mí la visita al campo de concentración es imprescindible, pero no se lo recomiendo a aquellas personas que sean muy susceptibles pues es bastante dura. Aquellos que queráis ir, tenéis que comprar con antelación las entradas por internet, las visitas son guiadas y hay varios turnos en español. Para llegar a Auschwitz es tan sencillo como ir a la estación Dworzec y coger uno de los muchos autobuses que nos llevan hasta allí, el precio ronda unos tres euros ida y vuelta.
Al día siguiente volvimos a salir de la ciudad para visitar las minas de sal de Wielizka. Declaradas patrimonio de la humanidad, son las minas de sal más antiguas de toda Europa y una maravilla arquitectónica. Las minas están llenas de estatuas y decoraciones hechas con sal por los propios mineros, aunque la bajada es interminable pues hay muchos escalones, después se puede subir en ascensor. Para mí es una visita imprescindible, ya que es algo completamente diferente y único. A las minas se puede ir en tren o autobús, ambos cuestan lo mismo pero hay menos frecuencia de trenes que salen desde Glowny.
Y para el último día decidimos dejar la fábrica de Schindler (qué sorpresa, otra cosa sobre la II Guerra Mundial) y el barrio judío. Ambas visitas las hicimos con los guías de Free Walking Tour, ofrecen algunos tours de pago y otros que eliges tú qué pagarle al guía a razón de lo que te guste la visita. El de la fábrica de Schindler costaba diez euros y os recomiendo ir con guía porque aprenderéis muchas más cosas ya que no está explicado en español (ni casi en inglés). De la fábrica original no queda apenas nada, fue desmantelada tras la guerra, pero ahora se utiliza como museo interactivo sobre la ocupación nazi y comunista de la ciudad. Sin duda, sientes que estás paseando por las calles de Cracovia en otra época.
Después nos marchamos a hacer el tour por el barrio judío Kazimierz, pasando por el antiguo gueto en el distrito Podgórze, así como nos enseñaron los lugares que aparecían en la película “La lista de Schindler”. Se aprende un montón sobre la ciudad con la visita a este barrio, pues no solo te cuentan la vida durante y después de la guerra, sino que también sus orígenes.
En resumen, Cracovia tiene mucho que ofrecer y a nosotras nos habría gustado poder quedarnos más de cinco días. Sin embargo, fue tiempo más que de sobra para hacer todo lo que queríamos. También hay que tener en cuenta que hay cambio de moneda, en la plaza del mercado hay un banco Santander donde puedes sacar algo de dinero sin comisiones o con muy pocas. El dinero en efectivo lo necesitamos sobre todo para los free tours y algunas tiendas de recuerdos, lo demás se puede pagar con tarjeta.
Y esto es todo, espero que si no teníais en mente Polonia como destino de vacaciones este artículo os haga cambiar de idea, y, si ya lo queríais visitar, espero que os sirvan de ayuda estos consejos. Nos vemos en el próximo viaje.
Autora del reportaje: Noelia Ruiz
Unos amigos fueron el verano pasado y nos comentaron que es una maravilla, así que habrá que hacerse un viajito y conocerla.
Pues leído lo leído es para plantearse un viaje y conocer esa zona.
Vaya iglesia tan impresionante!!!
Que estampa más bonita la de Cracovia. Este tipo de ciudades son las que te sorprenden gratamente.
Las minas de sal son una maravilla, se queda una impresionada con tanta belleza. Habrá que.plantearse hacer un viaje y conocer esa ciudad de primera mano. Gracias por el artículo!!!
Con esos precios, me planteo ir de vacaciones allí el año que viene.