Cómo superar el hambre emocional
¡Seguro que te suena este clásico drama culinario! Estás en casa, solitx, viendo una peli que ni te importa realmente, o tal vez estás trabajando o simplemente perdiendo el tiempo. De repente, el destino te lleva a la nevera y te encuentras con esas aceitunas olvidadas. O quizás la bolsa de cacahuetes de emergencia, esa tableta de chocolate o ese yogur que ni te acordabas que lo tenías. ¿Y qué decir de ese trozo de tortilla de la cena de anoche? ¡La vida está llena de tentaciones!
Lo curioso es que, aunque te zampes todo eso con una ansia voraz, cuando terminas, te invade un pensamiento tipo «¡Vaya, sí que tenía hambre!». Pues no, mi querida amiga, en la mayoría de los casos no es hambre real, al menos no del tipo que llena tu estómago. Lo que sientes es hambre emocional. Sí, ese antojo repentino no es el estómago rugiendo, es tu corazón pidiendo a gritos un abrazo gastronómico. ¡Así que la próxima vez que te veas frente a la nevera en un momento así, recuerda que tal vez necesitas un poquito más de amor que de comida!
Pero, ¿Qué es el hambre emocional?
El hambre emocional surge como una respuesta a las emociones desagradables, y en lugar de abordar la causa subyacente, optamos por enterrar esos sentimientos bajo montañas de comida. La ansiedad y el aburrimiento son dos de los principales instigadores de este tipo de hambre, aunque no son los únicos culpables. Pero ¡ojo!, la clave no es simplemente ponerle freno a esos excesos culinarios, sino también adentrarse en una investigación personal, ya sea en solitario o con la ayuda de profesionales, para entender qué nos está afectando.
La idea es descubrir el origen de nuestro malestar emocional, encontrar posibles soluciones y, si no las hay, aprender a aceptarlo y superarlo. Los expertos sugieren que realizar un trabajo terapéutico es posiblemente la mejor manera de enfrentar el hambre emocional. Con este enfoque, podemos conocer más a fondo nuestro malestar, comprender su raíz, aprender a controlarlo o tolerarlo, y así avanzar hacia una relación más saludable con la comida y nuestras emociones. ¡Nada como un festín de autodescubrimiento para satisfacer el apetito emocional.
¿Cómo ponerle freno?
Además de indagar en la raíz del problema, hay algunas estrategias que podemos implementar para abordar el hambre emocional a corto plazo. Tomad nota de estos trucos infalibles:
- Mantener la mente ocupada: Una táctica brillante para evitar caer en las garras del hambre emocional es distraer la mente con actividades simples como leer, pintar o trabajar. ¡La clave está en desviar la atención de esos antojos irresistibles!
- Hacer deporte: Sumarse al equipo del ejercicio físico no solo es bueno para la salud, sino que también resulta ser un hábito altamente recomendado para reducir la ansiedad y adoptar una perspectiva más positiva. Los expertos de Grupo Laberinto sugieren dedicar al menos 40 minutos diarios al cardio para vivir libres de las garras de la ansiedad. ¡Ponte las zapatillas y a correr hacia una vida más optimista!
- Sumergirse en el mundo del mindfulness no es solo una moda pasajera, sino una propuesta seria para mejorar la calidad de vida. Estas prácticas buscan que las personas experimenten días más plenos y felices, reduciendo así la ansiedad y, como consecuencia, controlando el hambre emocional. ¡Una mente tranquila puede ser la clave para mantener el estómago en su lugar!
- Si la idea de la leche te resulta atractiva, resulta que no solo es deliciosa sino también una aliada contra el hambre emocional. Beber medio vaso de leche antes de ir a la cama o entre comidas puede ser una táctica útil para calmar el apetito y mantener a raya esos antojos emocionales.
- Ahora bien, un consejo importante es evitar caer en la trampa del azúcar. El hambre emocional y el consumo de alimentos azucarados van de la mano, así que lo mejor es desterrar estos ingredientes y otras opciones calóricas de la despensa. Opta por snacks más saludables y mantén el azúcar lejos para asegurarte de que tu relación con la comida sea una historia de amor saludable.
- ¡Cuidado con los estimulantes, amigxs! Es preferible no abusar de café, té, refrescos de cola y, mucho menos, tabaco, como táctica para calmar el hambre. Estos tres elementos son poderosos generadores de ansiedad que, a corto plazo, te harán sentir aún peor. ¡Mejor no tentar al destino con esos atajos llenos de cafeína y nicotina!
- En cambio, un camino más saludable es apostar por las infusiones sin cafeína ni teína, como el roibos. Estas no solo calman la ansiedad sino que también son aliadas ideales para adormecer el apetito. ¡Una taza humeante de roibos puede ser tu mejor compañera para mantener a raya esos antojos emocionales!
- Y por último, pero no menos importante, la vieja y confiable: ¡beber más agua! Ya sea sola o con un toque de limón, naranja o frutas, el agua es una opción saludable, refrescante y simplemente deliciosa. Además, ocupa espacio en el estómago y te mantiene entretenido sin sumar calorías innecesarias. ¡Así que a hidratarse y a mantener esos antojos a raya!
En resumen, mis queridxs lectorxs hambrientos de bienestar emocional, enfrentar el hambre emocional es como bailar un tango con nuestras emociones. ¡Hay que estar en sintonía! Desde practicar mindfulness hasta disfrutar de una taza humeante de roibos, pasando por mantenernos activos y explorar nuestras emociones, tenemos un arsenal de trucos para convertir el proceso en una deliciosa aventura de autodescubrimiento.
Así que, la próxima vez que te encuentres al borde del refrigerador en busca de consuelo, recuerda que la verdadera satisfacción no siempre está en el fondo de un tarro de pepinillos. ¡Vive, ríe, abraza tus emociones y saboréalo todo con un toque de alegría! ¡Bon appétit emocional!
El hambre emocional sigue siendo un gran villano del adelgazamiento porque comer impulsivamente termina convirtiéndose en un hábito.
El hambre emocional a menudo conduce a comer en exceso, desarrollar trastornos alimenticios y en general tener consecuencias negativas para la salud física y mental a largo plazo. Por eso, si experimentas este fenómeno que es tan común, no dudes en buscar ayuda.
Aprender a gestionar las emociones sin tener la alimentación de por medio es la base para poder superar el hambre emocional.
Para poder reducir o eliminar el hambre emocional es importante que puedas identificar las causas de tu conducta, cuales son las cosas que te provocan el hambre emocional. Por lo regular la principal causa del hambre emocional se debe a tener sentimientos desagradables, pero en algunas ocasiones puede deberse a emociones positivas, lo importante es buscar el foco
El hambre y los estados de ánimo pueden hacer que entremos en un círculo vicioso, por eso es importante aprender a identificar las señales que nuestro cuerpo nos manda y saber cuándo tenemos hambre, y realmente nuestro cuerpo necesita comer, o cuándo se trata de ansiedad.